La Guerra de los Seis Días

En “El rostro de la guerra”, su recopilación de crónicas como corresponsal de guerra durante tres décadas, Martha Gellhorn escribe que la Guerra de los Seis Días fue definitivamente la batalla de David contra Goliat. La crónica que escribió de aquel suceso bélico que asombró al mundo en su momento, está impregnada de esa admiración y fe en el pequeño ejercito israelí que venció a una coalición de tres países árabes que muchos sintieron entonces ("Israel era el héroe del mundo occidental", escribió). Cuarenta años después uno no puede evitar pensar en qué escribiría ahora la admirada periodista estadounidense, viendo en lo que ha convertido Israel la herencia de aquella jornada de gloria. Porque lo que empezó como una ‘guerra preventiva’ por parte del pequeño estado judío terminó convirtiéndose en una abierta política de ocupación y despojo territorial.
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Aunque parezca paradójico, la historia de esta guerra hay que empezarla por el final, ya que al terminar la misma Israel había extendido sus fronteras más allá de tres de los cuatro puntos cardinales conquistando la Península del Sinaí, la Franja de Gaza, Cisjordania y los Altos del Golán, un hecho que configuraría la geopolítica en Medio Oriente durante las cuatro décadas siguientes. Su influencia y consecuencias han sido tales que muchas de los conceptos que forman parte de la historia de la segunda mitad del siglo XX tienen su origen en este conflicto: Intifada. Asentamientos judíos, Camp David, etc; Significó, asimismo, el ocaso de Nasser y su doctrina panarábica y, especialmente, allanó el camino para la aparición de la OLP y Arafat, de tan significativa importancia para la comprensión del surgimientro del fundamentalismo islámico. Sin la menor duda, un conflicto clave del siglo XX.

La guerra, la tercera de las cinco guerras árabe-israelíes y que se inició el 5 de junio de 1967, fue la respuesta de Israel ante el bloqueo por parte de Egipto del Golfo de Aqaba, lo que impedía el vital abastecimiento del estado judío desde el Mar Rojo. La ‘acción preventiva’ de Israel se inició con un ataque aéreo de 200 cazabombarderos israelíes que en 30 minutos arrasaron con la aviación egipcia en tierra. Sin oposición aérea que la parase, blindados judíos avanzaron hasta las fronteras con Egipto y Siria. El día siete ocuparon la Ciudad Vieja de Jerusalén que incluía el Monte del Templo o Explanada de las Mezquitas, el mayor trofeo de todos.

Al finalizar la guerra, el 10 de junio, el balance de la misma era de lo más terrible: 15 mil soldados de la coalición árabe muertos frente a 700 del ejercito israelí, más de 300 mil refugiados que no volverían a ver sus hogares nunca más y el inicio de una ola ataques suicidas, bombardeos, asesinatos y derramamiento de sangre que hasta el día de hoy no para.

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