En una crítica a la cual no escapa este blog y su autor, el pasado miércoles 30 de abril se cumplieron 75 años del asesinato del presidente Luis M. Sánchez Cerro a manos de un fanático y nadie se ocupó de hacer la mínima reseña, recordación o análisis de tan infausto suceso que marcó la historia política peruana del siguiente medio siglo. Ensayando la explicación más sencilla y a la mano, está la de los grandes eventos de la política menuda que por estos días el régimen se empeña en querer hacer aparecer más trascendentales de lo que realmente son, dándoles una importancia que frente a los hechos que hoy referimos resulta desproporcionado. Y siendo tan desproporcionados como son, pues lo de gratuito y fútil ya no lo es tanto. El ejemplo más palpable, el más folklórico de los congresistas oficialistas utilizando y ocupando todas las tribunas y medios disponibles para discutir sobre la necesidad de que el cargo de congresista sea renunciable.
La fecha, que pasó totalmente desapercibida para la prensa usualmente proclive a este tipo de recordaciones, no llamó ni siquiera la atención de aquella tan poco afecta al régimen de turno. Pareciera ser como si ella no tuviera ningún tipo de significación en los momentos actuales. Tampoco es que se trate de despertar rencores ya largamente superados, o soliviantar enfrentamientos trasnochados, pero estamos hablando del asesinato de un presidente en medio de una época de convulsiones sociales y del surgimiento de los grandes partidos de masas que fue decisiva para el país. Un luctuoso suceso qué importa hoy mucho más por el por qué sucedió que por el cómo. Así, resulta poco menos que inverosímil que la no recordación de tan trágica fecha sea gratuita o insignificante como pretendieran hacérnoslo creer. ¿O sí lo es?
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Otra, la que tal vez inspiró verdaderamente semejante olvido, es la de que resulta inconveniente y hasta innecesario traer a memoria sucesos que enfrentaron a una parte del país contra la otra, lo fraccionaron y dejaron heridas tan hondas que durante años no sólo no pudieron ser cerradas sino que además sirvieron de argumento para que el partido político más importantes del país no accediera jamás al poder, ensayando y poniendo en práctica mecanismos de ejercicio o acercamiento a éste que hasta hoy sirven de modelo a muchos. Son los verdaderos creadores de la política criolla, siendo el de la ‘escopeta de dos cañones’ su creación más evidente.
Pero da la casualidad de que los protagonistas de los sucesos de ayer, son, de alguna manera, los mismos de hoy: por un lado, el APRA, partido al que pertenecía el fanático que perpetró el crimen, es el partido gobernante que en la actual coyuntura ensaya todo tipo de argumentos para acallar voces discrepantes; de otro lado, militares de alta graduación son juzgados en el fuero civil por casos de corrupción y violación de derechos humanos poniendo en el banquillo de los acusados el papel desempeñado por el ejército durante la guerra interna de las dos últimas décadas, algo que precisamente no sucedió en el pasado, y que para muchos fue lo que llevó al Apra a planificar y ejecutar el magnicidio; y, lo que es aún más significativo, hay un ex presidente siendo juzgado como nunca antes sucedió en nuestra historia por los mismos cargos de corrupción y violación de derechos humanos. ¿Habría sido juzgado Sánchez Cerro por los fusilamientos de Chan Chan, por la ferocidad de la represión o el bombardeo de ciudades del norte peruano? Son preguntas que a 75 años de los hechos hubiera sido interesante discutir y obtener algún tipo de respuesta.
Pero no sólo hemos desperdiciado la ocasión de hacerlo, sino también hemos puesto en evidencia, una vez más, que hoy como ayer no sabemos afrontar el reto que las grandes circunstancias nos proponen y preferimos convertir al país en un vulgar mentidero, en una enorme cárcel o en un gran cementerio.¿Es que acaso no podemos hacer política, y discrepar haciéndola, sin tener que recurrir a la amenaza, la detención o el crimen?
Tal vez toda esta perorata haya sido simplemente innecesaria y hasta sinsentido porque, como me dijo mi esposa, simplemente se olvidaron y punto. Nada más. Simplemente puro olvido. Como siempre. Como ayer. Y además, porque las casualidades sí existen. ¿Verdad?
El asesinato de Sánchez Cerro
Etiquetas: Efemérides, Histeria PeruanaUltimas palabras de Allende
Etiquetas: Documentos, EfeméridesEl 26 de julio de este año se cumple el centenario del nacimiento de Salvador Allende, el malogrado presidente chileno muerto en el golpe de estado del general Pinochet el 11 de setiembre de 1973, hace casi 35 años. Un suceso que no pasará desapercibido para nadie, no sólo en Chile sino, creemos, en toda América Latina por la significación que la figura de Allende tiene en toda ella. Su propia personalidad y vida está siendo ahora motivo de nuevos análisis, en algunos casos una revisión y examen no exentos de cierta polémica, o aportando aspectos poco conocidos del líder de la Unidad Popular. "Seguramente, ésta será la última oportunidad en que pueda dirigirme a ustedes. La Fuerza Aérea ha bombardeado las antenas de radio Magallanes. Mis palabras no tienen amargura sino decepción. Que sean ellas un castigo moral para quienes han traicionado su juramento: soldados de Chile, comandantes en jefe titulares, el almirante Merino, que se ha autodesignado comandante de la Armada, más el señor Mendoza, general rastrero que sólo ayer manifestara su fidelidad y lealtad al Gobierno, y que también se ha autodenominado Director general de carabineros. Ante estos hechos sólo me cabe decir a los trabajadores: ¡No voy a renunciar!
Como anticipo y recordación de lo que prepararemos para tal ocasión, los dejamos con el último mensaje que dirigió al país a través de radio Magallanes, mientras era bombardeado por aviones de la Fuerza Aérea chilena como respuesta a su negativa a rendirse y dejar el cargo, minutos antes de morir.
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9:10 A.M.
RADIO MAGALLANES
Colocado en un tránsito histórico, pagaré con mi vida la lealtad al pueblo. Y les digo que tengo la certeza de que la semilla que hemos entregado a la conciencia digna de miles y miles de chilenos, no podrá ser segada definitivamente. Tienen la fuerza, podrán avasallarnos, pero no se detienen los procesos sociales ni con el crimen ni con la fuerza. La historia es nuestra y la hacen los pueblos.
Trabajadores de mi patria: quiero agradecerles la lealtad que siempre tuvieron, la confianza que depositaron en un hombre que sólo fue intérprete de grandes anhelos de justicia, que empeñó su palabra en que respetaría la Constitución y la ley, y así lo hizo. En este momento definitivo, el último en que yo pueda dirigirme a ustedes, quiero que aprovechen la lección: el capital foráneo, el imperialismo, unidos a la reacción crearon el clima para que las Fuerzas Armadas rompieran su tradición, la que les enseñara el general Schneider y reafirmara el comandante Araya, víctimas del mismo sector social que hoy estará esperando con mano ajena, reconquistar el poder para seguir defendiendo sus granjerías y sus privilegios.
Me dirijo a ustedes, sobre todo a la modesta mujer de nuestra tierra, a la campesina que creyó en nosotros, a la madre que supo de nuestra preocupación por los niños. Me dirijo a los profesionales de la patria, a los profesionales patriotas que siguieron trabajando contra la sedición auspiciada por los colegios profesionales, colegios clasistas que defendieron también las ventajas de una sociedad capitalista.
Me dirijo a la juventud, a aquellos que cantaron y entregaron su alegría y su espíritu de lucha. Me dirijo al hombre de Chile, al obrero, al campesino, al intelectual, a aquellos que serán perseguidos, porque en nuestro país el fascismo ya estuvo hace muchas horas presente; en los atentados terroristas, volando los puentes, cortando las vías férreas, destruyendo lo oleoductos y los gaseoductos, frente al silencio de quienes tenían la obligación de proceder.
Estaban comprometidos. La historia los juzgará.
Seguramente Radio Magallanes será acallada y el metal tranquilo de mi voz ya no llegará a ustedes. No importa. La seguirán oyendo. Siempre estaré junto a ustedes. Por lo menos mi recuerdo será el de un hombre digno que fue leal con la patria.
El pueblo debe defenderse, pero no sacrificarse. El pueblo no debe dejarse arrasar ni acribillar, pero tampoco puede humillarse.
Trabajadores de mi patria, tengo fe en Chile y su destino. Superarán otros hombres este momento gris y amargo en el que la traición pretende imponerse. Sigan ustedes sabiendo que, mucho más temprano que tarde, de nuevo se abrirán las grandes alamedas por donde pase el hombre libre, para construir una sociedad mejor.
¡Viva Chile! ¡Viva el pueblo! ¡Vivan los trabajadores!
Estas son mis últimas palabras y tengo la certeza de que mi sacrificio no será en vano, tengo la certeza de que, por lo menos, será una lección moral que castigará la felonía, la cobardía y la traición".
El Comercio según un viajero inglés en 1908
Etiquetas: EfeméridesCharles Reginald Enock fue un viajero inglés que recorrió América Central y del Sur a principios del siglo XX y autor de sendos libros que pueden encontrarse en Amazon y en algunas bibliotecas sumamente especializadas. Como explorador y viajero, fue miembro de la Real Sociedad Geográfica y otras similares. En 1908 publicó un libro, "Peru its former and present civilisation history and existing conditions topography and natural resources, commerce and general development", con un mapa y 72 ilustraciones y que los especialistas conocen simplemente como "Peru". En esta obra, refiriéndose a El Comercio, escribió lo siguiente y que hoy traemos a colación como homenaje al decano de la prensa peruana que mañana domingo 4 de mayo cumple 169 años de servicio al país: "En Lima se publican varios periódicos. El primero entre ellos es El Comercio, fundado en 1839. Lo que fue el Times para la Gran Bretaña, así es El Comercio para el Perú. Este periódico ha sostenido siempre la causa de las libertades públicas. Trabajó por la abolición de la esclavitud de los esclavos negros, consiguiéndose tan importante reforma social a fines de 1855. También sostuvo El Comercio los derechos de los indios y ha contribuido en grande escala a su mejoramiento. El espíritu de tolerancia y de buen juicio desplegado en sus columnas le ha ganado la confianza del público, y es un órgano del cual está justamente orgulloso el Perú".
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"Peru" (1908)
Charles Reginald Enock
UNA IMAGEN, UNA HISTORIA (16)
"Reinaba, en todo Madrid, la atmósfera de los grandes cataclismos"
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Una imagen Una historia
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"... De pronto, cundió el tumulto. Grupos de hombres del pueblo, seguidos de mujeres, de niños, aparecieron en las esquinas, dando mueras a los franceses. De las casas salían gentes armadas de cuchillos de cocina, de tizones, de enseres de carpintería: de cuanto pudiese cortar, herir, hacer daño. Ya sonaban disparos en todas partes, en tanto que la masa humana, llevada por un impulso de fondo, se desbordaba hacia la Plaza Mayor y la Puerta del Sol. Un cura vociferante, que andaba a la cabeza de un grupo de manolos con la navaja en claro, se volvía de trecho en trecho hacia su gente, para gritar: «¡Mueran los franceses! ¡Muera Napoleón!» El pueblo entero de Madrid se había arrojado a las calles en un levantamiento repentino, inesperado y devastador, sin que nadie se hubiese valido de proclamas impresas ni de artificios de oratoria para provocarlo. La elocuencia, aquí, estaba en los gestos; en el ímpetu vocinglero de las hembras; en el irrefrenable impulso de esa marcha colectiva; en la universalidad del furor. De súbito, la marejada humana pareció detenerse, como confundida por sus propios remolinos. En todas partes arreciaba la fusilería, en tanto que sonaba por vez primera, bronca y retumbante, la voz de un cañón. «Los franceses han sacado la caballería», clamaban algunos, que ya regresaban heridos, asableados en las caras, en los brazos, en el pecho, de los encuentros primeros. Pero esa sangre, lejos de amedrentar a los que avanzaban, apresuró su paso hacia donde el estruendo de la metralla y de la artillería revelaba lo recio de la trabazón... Fue ése el momento en que Sofía se desprendió de la ventana: «¡Vamos allá!», gritó, arrancando sables y puñales de la panoplia. Esteban trató de detenerla: «No seas idiota: están ametrallando. No vas a hacer nada con esos hierros viejos.» «¡Quédate si quieres! ¡Yo voy!» «¿Y vas a pelear por quién?» «¡Por los que se echaron a la calle! —gritó Sofía—. ¡Hay que hacer algo!» «¿Qué?» «¡Algo!» Y Esteban la vio salir de la casa, impetuosa, enardecida, con un hombro en claro y un acero en alto, jamás vista en tal fuerza y en tal entrega. «Espérame», gritó. Y armándose con un fusil de caza, bajó las escaleras a todo correr... Hasta aquí lo que pudo saberse. Luego fue el furor y el estruendo, la turbamulta y el caos de las convulsiones colectivas. Cargaban los mamelucos, cargaban los coraceros, cargaban los guardias polacos, sobre una multitud que respondía al arma blanca, con aquellas mujeres, aquellos hombres que se arrimaban a los caballos para cortarles los ijares a navajazos. Gentes envueltas por pelotones que desembocaban por cuatro calles a la vez, se metían en las casas o se daban a la fuga, saltando por sobre tapias y tejados. De las ventanas llovían leños encendidos, piedras, ladrillos; derramábanse cazuelas, ollas, de aceite hirviente, sobre los atacantes. Uno tras otro iban cayendo los artilleros de un cañón, sin que la pieza dejara de disparar —con la mecha encendida por hembras enrabecidas, cuando ya no quedaron hombres para hacerlo. Reinaba, en todo Madrid, la atmósfera de los grandes cataclismos, de las revulsiones telúricas —cuando el fuego, el hierro, el acero, lo que corta y lo que estalla, se rebelan contra sus dueños— en un inmenso clamor de Dies Irae. Luego vino la noche. Noche de lóbrega matanza, de ejecuciones en masa, de exterminio en el Manzanares y la Moncloa. Las descargas de fusilería que ahora sonaban se habían apretado, menos dispersas, concertadas en el ritmo tremebundo de quienes apuntan y disparan, respondiendo a una orden, sobre la siniestra escenografía exutoria de los paredones enrojecidos por la sangre. Aquella noche de un comienzo de mayo hinchaba sus horas en un transcurso dilatado por la sangre y el pavor. Las calles estaban llenas de cadáveres, y de heridos gimientes, demasiado destrozados para levantarse, que eran ultimados por patrullas de siniestros mirmidones, cuyos dormanes rotos, galones lacerados, chacos desgarrados, contaban los estragos de la guerra a la luz de algún tímido farol, solitariamente llevado por toda la ciudad, en la imposible tarea de dar con el rostro de un muerto perdido entre demasiados muertos... Ni Sofía ni Esteban regresaron nunca a la Casa de Arcos. Nadie supo más de sus huellas ni del paradero de sus carnes..."
El Siglo de las Luces
Alejo Carpentier (1904-1980)
Especiales periodísticos sobre el Dos de Mayo de 1808
La prensa española del día de hoy se ha sumado a los festejos por el Bicentenario del Dos de Mayo de 1808 con sendas ediciones especiales conmemorativas. La idea de los mismos provino del escritor Arturo Pérez-Reverte, quien alcanzó a los cuatro diarios españoles de circulación nacional (El País, El Mundo, ABC y La Razón) una propuesta novedosa: los titulares que hubieran puesto el 3 de mayo de 1808, tras el alzamiento popular contra el ejército napoleónico. De todos ellos, sólo La Razón ha colgado, en formato PDF, su respectiva edición y el resultado final no podía ser mejor al reto planteado por el autor de Un día de cólera. El del diario El País, sorprendentemente, es el menos logrado pero igual se deja leer con interés.
Pero como resulta imposible desde este lado del Atlántico poder conseguir estos suplementos de colección (ojalá que un amigo al que le he encargado que los compre y me los envíe, cumpla con hacerlo), nos queda el consuelo de poder consultar las versiones electrónicas de los especiales que han preparado tres de estos diarios.
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El que publica El Mundo está mejor, tanto en su planteamiento como en el material que ofrece, entre lo que se cuenta un video con la interpretación de Miguel Artola, desde el punto de vista histórico, de los cuadros 'La batalla de los mamelucos' y 'Los fusilamientos del 3 de Mayo' de Francisco de Goya. (También, de este diario, conviene no perderse el especial que ha preparado El Cultural para la ocasión).
La Razón, hasta donde hemos podido apreciar, es el que mejor suplemento ha presentado, siendo el mismo el de la versión impresa y la electrónica.
Otro que también se ha sumado a los homenajes, con un contenido interesantísimo, es Madridiario, a través de su especial "Todo el Bicentenario" y que resulta de visita obligatoria.
Dos de Mayo de 1808
Etiquetas: EfeméridesMañana se cumplen doscientos años del levantamiento popular de Madrid contra las tropas napoleónicas en España. Una efemérides que no debe pasar por alto nadie, mucho menos quienes llevamos a España en el corazón. Para este reportero la fecha le resulta particularmente especial porque, como he comentado en alguna ocasión, debo a España una beca de estudios de seis meses en aquel país que me permitió acercarme a la actualidad de los estudios históricos y archivísticos que posteriormente me han servido mucho en mi trabajo como historiador y periodista. Y debo, también, a mis amigos madrileños, el mismo que hace doscientos años fue el principal protagonista de este día, que esa larga, y a la vez cortísima, estadía lejos de mi familia haya sido mucho más llevadera de lo que usualmente son los viajes de estudios. Por eso, para todos ellos mi saludo más fraterno y un fuerte abrazo en esta fecha tan magna. Como corolario de lo dicho, tomo prestado de la excelente Pasajes de la Historia este video que resume muy bien, con fechas, nombres y lugares, los pormenores de aquella jornada gloriosa. Y lo hago no sólo como homenaje, sino también como una forma de llamar la atención sobre el extraordinario material que este sitio tiene para la difusión de la historia, de un interés enorme para los profesores de este curso.
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Teresa González de Fanning (1836-1918)
Etiquetas: Efemérides, Perfiles PeruanosUna colección de treinta biografías peruanas publicada hace un par de años, y dirigida al público escolar, consigna la de una sola mujer: la de Santa Rosa de Lima. Otra, bastante más antigua y casualmente titulada ‘Los que hicieron al Perú’, apenas si registra la de doña Francisca Zubiaga de Gamarra, La Mariscala, pero enfocada tanto en los ‘pintorescos detalles’ de su azaroso matrimonio, que en realidad mejor homenaje hubiera sido no escribir nada sobre ella. Y en un libro publicado hace 5 años por el Ministerio de Educación dedicado a los “Grandes Educadores Peruanos”, todos son hombres, ni una sola mujer. No sabemos por qué, pero parece existir la extendida creencia de que el Perú fue hecho exclusivamente por hombres, de que sus grandes pensadores sólo son varones. De no ser por las propias mujeres, que han empezado a construir su propia historia, este equívoco u omisión sería interminable además de completamente injusto. Injusto porque figuras como la de Teresa González de Fanning, de quien se cumplieron este lunes 90 años de su muerte, quedaría en el olvido, desconocida para las generaciones futuras una biografía que resulta ejemplar en todos sus aspectos y, lo que es más injusto todavía, silenciada su enorme contribución intelectual al país. Porque es ella quien propugna, según María Enma Manarelli, “la exigencia de liberar la fuerza laboral femenina, manifestando que la mujer al conseguir su independencia económica, perdería la condición de subordinada”. Algo tremendamente revolucionario para su época, porque en consonancia con lo dicho al inicio de esta nota, a mediados del siglo XIX peruano, mujer y sumisión eran términos bastante próximos, casi sinónimos. Teresa González de Fanning, intelectual, escritora y, esencialmente, educadora, se rebeló contra todo esto.
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Perteneciente a una generación gloriosa de peruanas del siglo XIX que buscó darle a la mujer el lugar que le correspondía en la sociedad de su tiempo, es parte de ese grupo de féminas a quienes se ha referido la historiadora Francesca Denegri como ‘la primera generación de mujeres ilustradas en el Perú’, y no le falta razón para ello. Contemporáneas y colegas de pluma y lucha de González fueron Elvira García y García, Lastenia Larriva de Llona y María Alvarado, entre las educadoras, y Mercedes Cabello de Carbonera, Clorinda Matto de Turner y Juana Manuela Gorritti, entre las escritoras.
Nació el 12 de agosto de 1836 en una hacienda de sus padres en Nepeña, Ancash, y a la edad de dieciséis años contrajo matrimonio con Juan Fanning, quien moriría en la defensa de Lima en la Batalla de Miraflores el 15 de enero de 1881, al mando del célebre batallón Guarnición de Marina. Pero esta es, en realidad, la segunda de sus tragedias personales, ya que antes había perdido a sus dos hijos durante la huida a Lima tras una sublevación de los peones de su hacienda. Es a la muerte de su esposo, y privada de hijos, que se sobrepone al doble infortunio y decide fundar un colegio para señoritas y poner en práctica sus ideas sobre educación femenina, escribiendo ella misma los textos de Historia del Perú, Geografía y Economía Doméstica que se utilizaban en el mismo. Pero su labor educadora iría más allá al desarrollar una activa labor periodística en diarios y revistas de la capital.
Cuando escribe, por ejemplo, que “la educación escolar en el Perú adolece de un grave defecto: la falta de aplicación práctica, tanto la que se da al pueblo, cuanto la que reciben las clases elevadas” (El Comercio, 26/02/1898), se está refiriendo a las reformas que propondría para el plan de estudios de instrucción primaria y en la ‘aplicación práctica’ de los cursos que lo componían. Así, cree que en Química debe enseñarse “algo de tintorería y otras aplicaciones industriales y domésticas”; y que en Botánica “deben, ante todo, estudiarse las plantas que nuestro suelo produce, la manera de aprovecharlas y hasta algunas nociones acerca de floricultura” (El Comercio, 31/03/1898).
O la exposición de ideas como ésta: “Uno de los convencionalismos de nuestra época es el de halagar a las mujeres y al pueblo para hacerlos más manejables: como a los convalecientes y a los niños, se les entretiene para que sean dóciles” (El Comercio, 04/03/1898), que le valió que Jorge Basadre la calificara de “franca, valiente y elevada”, y precursora de la formación cultural de la mujer. Y fue el propio Basadre quien sentenció en 1971: “Hay que rescatar del olvido dos aportes femeninos: el de Teresa González de Fanning y el de Elvira García y García”.
Pero a sus reconocidas virtudes de educadora, Teresa González sumaría la de escritora, en donde también obtendría reconocimiento aquí y afuera. Participó y fue colaboradora de las afamadas ‘Veladas Literarias’ que organizaba Juana Manuela Gorriti, además de socia del Club Literario. Publicó una serie de novelas y obras que le merecieron un prólogo de Emilia Pardo Bazán a una de ellas, “Lucesitas” (1893), y la Medalla de Plata en el concurso internacional promovido, en 1886, por El Ateneo de Lima para su novela “Regina”. Otro relato suyo, la novela histórica “Roque Moreno” (1904), se publicó por entregas en una reconocida revista de Derecho de Buenos Aires, antecedido por una elogiosa presentación en la que se lee: “Conserva [Teresa González] en su espíritu como vivificadora savia, la tradición liberal de los que contribuyeron a la emancipación de este continente”.
Tan cómoda y segura se sentía de su trabajo como escritora y educadora, que cuando fundó el colegio que le daría prestigio dejó de usar los seudónimos de ‘Clara del Risco’ y ‘María de la Luz’ que hasta entonces había utilizado para publicar sus trabajos literarios en revistas como El Coreo del Perú, La Alborada, El Perú Ilustrado y el diario El Comercio, entre otros más de distintas latitudes, predicando así con el ejemplo la emancipación de la mujer por el trabajo que tanto propugnaba. Y en esto también dejó una lección. Murió en Lima el 7 de abril de 1918.
Una ‘instructiva’ polémica
Un ejemplo del papel que mujeres como Teresa González de Fanning y sus contemporáneas desempeñaron en el debate sobre el carácter que debía tener la educación de la mujer, lo constituye la polémica que a principios de 1898 se registró en las páginas de El Comercio.
El 15 de enero de ese año, Mercedes Cabello de Carbonera publicó un artículo en el que señalaba lo desacertado de la educación femenina, que se regía por el programa oficial y que en esencia era marcadamente religioso. Al igual que González, abogaba por una educación secularizada y ponía como ejemplo “Los exámenes en el Colegio de la Señorita Elvira García y García”, o sea el Liceo Fanning. Su artículo recibió la contundente respuesta de Lastenia Larriva de Llona, para quien una educación religiosa era fundamental al punto de considerar a la fisiología y “a otras ciencias por el estilo” de conocimiento inútil, sentenciando: “¡Desgraciado el hogar en el que la mujer no reza!”. Pero Cabello, que no quiso ceder en el debate, se mantuvo en sus trece. En los días siguientes, además de las idas y venidas de las dos educadoras y que se extendió a otros diarios de la época, se publicaron avisos, como los de ahora, en el que los padres del colegio aludido afirmaban que sus ‘hijas reciben y han recibido siempre la educación moral más pura y completa”.
La polémica siguió su buen tiempo y fue entonces cuando, “suponiendo terminado el periodo candente y apasionado de este asunto que tanto ha exaltado los ánimos”, que González de Fanning publicó (el 29 de enero de 1898) un artículo en el que trataba de demostrar la conveniencia de educar laicamente a la mujer. “La educación de la mujer es la base sobre la que se alza el edificio social. De ella depende el edificio de la familia, ese laboratorio de hombres, de donde han de salir los ciudadanos que den lustre a la patria o que la hundan en el abismo del retroceso”, concluía.
Fue el primero de una serie de artículos en El Comercio que glosó bajo el título de “Educación femenina” a lo largo de todo ese año y que luego reuniría, en forma de libro con el mismo título, como una ‘colección de artículos pedagógicos, morales y sociológicos’. Una obra que constituye su mayor y mejor legado y que todo peruano, y peruana, debería leer.
Los 55 años de El Dominical
Etiquetas: Efemérides, Hemeroteca“Él no piensa en faldas ni en jaranas
-le explicó mi tío Lucho-. Es un intelectual. Ha publicado
un cuento en el Dominical de "El Comercio"
Mario Vargas Llosa
La Tía Julia y el Escribidor
Tres años antes de este diálogo, que Mario Vargas Llosa inserta en una de sus más conocidas novelas, apareció el primer número del Dominical de El Comercio y, como revela el mismo, el suplemento del decano ya se había hecho de una reputación y un prestigio que servía de consagración o carta de presentación a quien escribiese en él. Publicar en el Dominical era entonces, hace 55 años, y lo sigue siendo todavía, el reconocimiento público como intelectual para algunos y la consagración como escritor para otros. Algo que no debiera extrañar a propios y extraños porque es en este suplemento, a lo largo de su historia, donde se han dado a conocer jóvenes escritores, intelectuales en ciernes y artistas que con el tiempo han dado lustre a las letras y artes nacionales. El doctor Francisco Miró Quesada Cantuarias, quien fue su director durante décadas y quien estableció las líneas generales del suplemento, recuerda, por ejemplo, que el primer trabajo que publicó Vargas Llosa en él, a los 19 años, fue un “estupendo reportaje” a José María Arguedas (el 4 de setiembre de 1955). Y también que fue El Dominical quien aceptó la primera colaboración para un diario del recordado Sofocleto, Luis Felipe Angell, luego de ser rechazado en otros. “Una cosa formidable”, rememora. “Te lo voy a publicar. Y es más, te lo voy a pagar”, le dijo para asombro del escritor y humorista, estableciendo de ese modo una fluida colaboración de años que haría decir a Honorio Delgado que en El Dominical cada día se escribía mejor. No extraña entonces que existiera una demanda enorme por escribir en él y que fuera el propio doctor Miró Quesada quien seleccionaba, secundado por Héctor López Martínez o Manuel Jesús Orbegozo, qué se publicaba y qué no tratando de no ofender a las personas y manteniendo a la vez la calidad del suplemento.
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Cuando apareció su primer número, el 29 de marzo de 1953, hacia ocho años que había concluido la Segunda Guerra Mundial y los problemas de papel, que durante la contienda habían obligado al decano a reducir las páginas culturales dominicales de ocho a dos, habían desaparecido, abriendo la posibilidad de dedicar un suplemento completo y aparte a temas de arte y cultura, que era una idea que ya se venía acariciando desde hacía tiempo entre los directores del diario. Cuando se concretó el proyecto, el doctor Francisco Miró Quesada Cantuarias asumió casi por casualidad la dirección del suplemento, sin sospechar que se quedaría casi cuatro décadas al frente del mismo. “El lema - cuenta - desde el principio fue: Para todos los gustos. Había política, economía, literatura, historia, geografía, filosofía”. Con el tiempo haría su aparición en sus páginas el Super Cholo, la versión peruana de Superman, una historieta elaborada sobre conceptos y valores peruanistas, y de la cual hay en marcha un proyecto para su versión fílmica.
Sería larga de enumerar la lista de escritores, historiadores, filósofos, hombres de ciencia o intelectuales que han escrito en su páginas. En 1989, cuando El Comercio cumplió 150 años, el diario publicó, para conmemorar la efemérides, un suplemento especial de 108 páginas y El Dominical, que no quiso quedarse a la zaga en tan magna fecha, hizo lo propio. Durante seis meses, en una labor de arqueología periodística que no se ha vuelto a repetir, hurgó en sus ediciones pasadas y seleccionó, para una edición de antología que se publicó el 7 de mayo de 1989, treinta y tres artículos publicados en sus páginas por intelectuales de la talla de Raúl Porras, Jorge Basadre, Víctor Andrés Belaunde, Carlos Cueto Fernandini, Mariano Iberico, Honorio Delgado, Ventura García Calderón, José León Barandiarán, Augusto y Sebastián Salazar Bondy, y Oscar Miró Quesada de la Guerra, Racso, entre los nacionales; y de Azorín, Bertrand Russell, Ortega y Gasset, Albert Camus, Arnold Toynbee y Alfonso Reyes, entre los extranjeros. Una pequeña y selecta muestra que da una idea aproximada de lo que atesora la colección del Dominical.
Cuando Francisco Miró Quesada, por motivo de estudio o trabajo, se ausentó en ocasiones del país, la dirección del Dominical recayó en manos de Luis Miró Quesada Garland, ‘Cartucho’, un reconocido arquitecto de gran sensibilidad artística que permitió que la calidad del suplemento no declinase, imprimiéndole su propia personalidad. Al retorno del primero de ellos, la dirección corrió alternada entre uno y otro cada año, hasta que ‘Cartucho’ se dedicó completamente a su profesión dejando exclusivamente la dirección del Dominical al segundo.
A inicios de los 90, cuando el doctor Miró Quesada dejó la dirección del suplemento, el Dominical decayó notoriamente, al punto de arriesgar un prestigio ganado a pulso durante largos años. Entró en una etapa de altibajos y reestructuraciones en las que la más visible fue la eliminación del comentario político de sus páginas y la inclusión de nuevas secciones, para convertirlo en magazín, que nunca terminaron de convencer a sus lectores. Con el tiempo se retornó el espíritu original del suplemento, el de esencialmente cultural, lo que le ha permitido volver a ser considerado el suplemento cultural más importante del periodismo peruano.
Hoy mismo, cuando se publican los ‘monográficos’, tan entusiastamente recibidos por el público, no hace sino seguir una tradición que viene de lejos. Ahí están para confirmarlo los números especiales dedicados al cincuentenario de la muerte de Ortega y Gasset, en mayo de 1983, o el del centenario de Racso, en julio de 1984; o el número extraordinario dedicado al sesquicentenario de la independencia nacional en julio de 1971, entre muchos otros más consagrados a acontecimientos nacionales y mundiales, avances científicos, corrientes artísticas o filosóficas, descubrimientos geográficos, etc., cumpliendo de ese modo el ideal expresado en su primer editorial: “La cultura, libremente creada y expresada, es uno de los factores fundamentales en la formación de los pueblos”.
El periodismo cultural en el Perú
El periodismo cultural, en sentido estricto, casi ha desaparecido por completo del diarismo nacional. Como en tiempos de guerra, se ha reducido a una o dos páginas en la prensa y ha encontrado un refugio, para sobrevivir a estos tiempos de barbarie cultural, en publicaciones mensuales especializadas al igual que en el pasado. Es en ese sentido, como afirma Abelardo Oquendo, quien fue jefe de su sección literaria en los primeros años del suplemento, que el Dominical constituye un ‘rara avis’.
Porque revistas como Amaru, Mar del Sur, Letras Peruanas, Hueso Húmero, Las Moradas, Cultura y Pueblo, Cultura Peruana, por mencionar las más emblemáticas del periodismo cultural peruano, son precisamente eso, revistas, y no propiamente suplementos de un diario o periódico como lo es El Dominical. Para igualar las cosas habría que mencionar publicaciones de la calidad de Hipocampo, de la desaparecida La Crónica, que alcanzó apenas las 48 ediciones, o sea que no llegó a cumplir el año. O Canto Rodado, del mismo diario, que no alcanzó a llegar al número 30. O el suplemento Artes & Letras, del fugaz diario El Mundo, que tuvo la misma efímera existencia del diario.
Pero si hay un suplemento que merece ser mencionado, ese es El Caballo Rojo, del desaparecido diario Marka, antes de que se convirtiera en el pasquín que terminó siendo. El suplemento que ideó y dirigió el poeta Antonio Cisneros a lo largo de casi tres años no ha tenido hasta ahora un digno continuador, menos aún uno que lo supere. Sólo El Dominical pervive, tras 55 años, como la publicación cultural más longeva y acreditada del periodismo cultural peruano.
TESTIMONIO
Abelardo Oquendo
“Hace medio siglo había muy pocos diarios entre nosotros, pero su ética profesional y su impacto en la opinión eran mucho mayores. También el papel cultural que cumplían. Una buena muestra de esto último es el Suplemento Dominical de El Comercio. En los años 50 era un punto de referencia obligado para los interesados en la cultura y su actualidad. En las páginas del Dominical se difundía la creación literaria, artística e intelectual, se comentaban los libros nacionales y los más importantes de los que llegaban a nuestras librerías. Hace medio siglo nuestro movimiento cultural era más pequeño que ahora pero la atención que recibía de la prensa era más grande. Hoy se han multiplicado las universidades, los centros culturales, la actividad editorial, teatral, cinematográfica, artística en general sin que nuestro periodismo cultural haya crecido. Proporcionalmente ha decrecido. El Dominical, por ventura, persiste. Ha tenido momentos mejores y peores, pero en todos ellos ha sido alentador que El Comercio mantenga ese reducto que en estos tiempos y aquí resulta más bien un ave rara”.
El Marx menos conocido
Etiquetas: Crónica, EfeméridesCuando Marx murió, el 14 de marzo de 1883, su amigo y colaborador Friedrich Engels, en carta a un amigo, escribió: “He sido un segundo violín, y creo haber alcanzado cierta virtuosidad; estoy muy contento de haber tenido un primer violín como Marx”. En realidad se quedaba corto en la descripción de sí mismo, ya que de no haber sido por él difícilmente Marx hubiera llegado a ser quien fue y a escribir lo que escribió. Porque en la biografía de Marx si algo resalta nítidamente es que él y su obra sobrevivieron gracias a que Engels financió ambas. Nacido en Tréveris en el seno de una familia judía alemana, Marx tuvo siempre problemas con la autoridad y el primero de ellos fue con la autoridad paterna, un rabino que ocupaba un alto cargo en la administración pública y que se pasó al protestantismo para conservar el puesto. Marx vio en esto una claudicación y no sólo se apartó de la religión sino que renegó de cualquier forma de ella. Aunque inició estudios de Derecho en la Universidad de Bonn, fue en el estudio de la filosofía, en la Universidad de Berlín, donde encontraría el camino de Damasco que lo llevaría a la creación del socialismo científico. Fue por su época de estudiante que conoce y se compromete con Jenny von Westphalen, hermana de un ministro prusiano y con la que se casa a la muerte de los padres de ella, que se oponían tenazmente a la relación. Es también por esta misma época que empieza su fecunda actividad periodística que añadiría dos constantes en su vida: el cierre por las autoridades de las publicaciones que dirigía y la marcha al exilio luego de ellas.
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Desterrados de Alemania, Bruselas y Francia sucesivamente, recalarán en Londres en donde fijan su residencia definitiva, siempre bajo la mirada vigilante de la policía. Aquí, “Marx vive en la peor, la más barata calle de Londres. En el apartamento entero, no hay un solo mueble sólido y limpio; todo está roto, viejo, gastado e invadido por el polvo”, escribe en su informe el policía que fue hasta la casa de los Marx para investigar la actividad subversiva del sospechoso. Pero así como describe en su informe al Marx padre y esposo, como “el más gentil y manso de los hombres”, se ceba en el mismo describiéndolo como “alguien muy desordenado, cínico y un mal anfitrión” (Marx, que andaba siempre en aprietos económicos, no tuvo ni un vaso de agua que ofrecerle o una silla donde sentarse). “Lavarse, cepillarse y cambiarse de ropa son cosas que raramente hace, y a menudo está ebrio. Aunque frecuentemente se entrega al ocio, se desvelaría noches enteras cuando tiene mucho trabajo por hacer”, concluye. Otro contemporáneo suyo lo describió como “un hombre poderoso y greñudo, sin domesticar”.
Cuando se publicó su correspondencia, los especialistas en construir ‘verdades oficiales’ la expurgaron con tanto celo que sólo quedó lo político y doctrinario en ella; y dentro de lo que quedó, exclusivamente aquella parte que no fuera contra la línea oficial del partido. Estaban tan empeñados en crear un Marx heroico y semidivino que el Marx más humano, el devoto padre de familia que se condolía por la muerte del primogénito varón (“por primera vez sé lo que significa el infortunio”); el esposo enamorado que escribía apasionadas cartas de amor (“le aseguro a usted, sin el menor asomo de romanticismo, que estoy perdidamente enamorado”); el hombre común y corriente que recibe la noticia de la muerte de la madre con expectativa (“en las presentes circunstancias, yo era más necesario que la vieja… Tengo que viajar a Tréveris cuanto antes con motivo de la herencia”), no asoma por ningún lado en ella. Hubo que esperar muchos años para conocerla íntegramente y revelarnos un Marx menos glorioso del que conocemos.
Este es el hombre que proclamó “Proletarios del mundo, uníos. No hay nada que perder, sólo sus cadenas”. El mismo que sucumbe a la tentación y embaraza a su criada y consiente que sea Engels quien lo reconozca; el que permite que su mecenas firme con su nombre, para cobrar él los réditos, los artículos que el fiel amigo publicaba en diarios de Nueva York; el entusiasta degustador de pescado y de platos fuertes y picantes que minaban terriblemente su salud y que, como no podía ser de otra forma, tenía por color favorito al rojo; el que leía en inglés a Shakespeare y en griego a Esquilo. El que admiraba a personajes tan disimiles entre sí como Espartaco y Kepler. Al que el poeta Antonio Cisneros llamó cariñosamente ‘viejo aguafiestas’. El hombre del que el pasado viernes se cumplieron 125 años de su muerte y cuyo fantasma, utilizando sus propias palabras, “recorre el mundo”.
‘El Capital’
Tanto sus contemporáneos como biógrafos posteriores han señalado la asombrosa capacidad de Marx para el trabajo intelectual. Era un auténtico devorador de libros. Un lector insaciable que pasaba ocho horas diarias en la sala de lectura del Museo Británico componiendo, a lo largo de muchos años, su obra magna, ‘El Capital’, una disección de la sociedad burguesa y capitalista del siglo XIX. Una obra que difícilmente un obrero hubiera podido leer, mucho menos comprender. Tan densa y oscura que existe la vieja historia del censor ruso que la leyó y dejó pasar con el argumento increíble de que se trataba de una obra que exaltaba el capitalismo.
En ella aportó dos conceptos, plusvalía y revolución social, que sentó las bases del materialismo histórico y dialéctico en los cuales se basarían quienes buscaban una transformación radical de la sociedad. El primero de ellos, la plusvalía o apropiación del trabajo por parte de los propietarios de los medios de producción, y el segundo, la lucha de clases como verdadero motor de la historia, fueron la gran contribución teórica de Marx a la construcción de un socialismo científico.
¿Y su legado?
Es un lugar común repetir que la revolución que predijo Marx se hizo contra los postulados del propio Marx. La gran revolución proletaria que vaticinó no se produjo en Inglaterra o Alemania, los países más industrializados de su época, sino en el más atrasado y rural de todos, en la Rusia zarista. "El socialismo triunfó en países atrasados y su obsesión fue modernizarlos… y si para hacerlo era necesario recurrir a procedimientos autoritarios, pues adelante", escribió Hobsbawm una vez.
El socialismo que en nombre de Marx llegó a gran parte de Europa del Este lo hizo por la fuerza de las armas, no por una sublevación popular como había predicho. En el mejor momento de su existencia, los regímenes marxistas llegaron a contar con una población de 1,500 millones de personas. De ellas, más de cien millones murieron en campos de concentración o en oleadas represivas que se sucedían una tras otra. Y los que murieron por hambrunas, o los que marcharon al exilio o se pudrieron en sus cárceles, ayudarían fácilmente a duplicar esta descarnada estadística.
En su tumba, en un cementerio de Londres, se lee la última de sus 'Tesis sobre Feuerbach': “Los filósofos no han hecho más que interpretar de diversos modo el mundo, pero de lo que se trata es de transformarlo”. Y vaya que si contribuyó, al igual que Darwin, Freud o Einstein, a transformarlo.
Testimonios
"En el siglo XIX Marx ya vaticinó la globalización, y cuando se celebraba el 150 aniversario del Manifiesto Comunista, las crisis económicas del sureste asiático y de Rusia en 1997 y 1998 confirmaban sus predicciones. El poder del marxismo sigue intacto".
Eric Hobsbawm
“El Capital es la obra de un hombre que no pertenece a la sociedad normal alemana o inglesa y que ha escrito sobre capitalistas y trabajadores como si fuera un corresponsal de la guerra de clases”.
George Bernard Shaw
“No se puede admitir que sean exclusivamente los motivos económicos los que determinan el comportamiento del hombre en la sociedad”.
Sigmun Freud
“Marx es un Ricardo convertido al socialismo y un Hegel transformado en economista”
Ferdinand Lassalle
“Imagínate a Rousseau, Voltaire, Holbach, Lessing, Heine y Hegel juntos - y digo bien juntos, no revueltos - en una sola persona y tendrás al Dr. Marx”.
Moses Hess
“Su mayor grandeza está en que supo recoger las ideologías del siglo XIX y lanzarlas en una dirección completamente opuestas”
George L. Mosse
El significado de Angamos
Etiquetas: Efemérides¿Qué puede decirse de Grau y de su gesta en Angamos que no se haya dicho ya? Su historia, bastante conocida, es parte del más remoto recuerdo de infancia o de escuela de cualquier peruano. La imagen del humilde marino y la de su pequeño buque cumpliendo su deber superando el deber mismo nos acompañan desde hace 128 años y lo harán por mucho tiempo más porque, como afirmaba Basadre en medio de una crisis social tremenda como la que hoy nos agobia, "muchas cosas en este país cambiarán, deben cambiar, pero la gloria de Grau nunca". No resulta ocioso recordar que el Perú contaba, en ese momento, con apenas dos barcos de guerra efectivos, el Huáscar y la Unión, que bajo el mando de Grau persiguió y capturo buques de transporte, bombardeó posiciones fortificadas de la costa chilena y, en definitiva, detuvo por algunos meses la campaña terrestre del enemigo que exigía su destrucción inmediata.
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Cuando la armada sureña lo encuentra en Angamos, para lo cual se tuvo que dividir en dos divisiones de tres barcos cada una, la posición de los peruanos resulta desventajosa en número y en armamento. Son seis barcos contra 1, 2 cañones contra 12 del enemigo. Cuando la Unión escapa por órdenes del comandante peruano, lo que dejaría al Perú todavía con un barco de guerra para los meses siguientes, la lucha sigue siendo desigual: 4 contra 1. El destino de Grau y sus hombres es ineluctable. Y en esto radica el verdadero significado de Angamos.
El combate duró menos de una hora. El almirante muere por la explosión de una granada apenas diez minutos después de iniciada la lucha, pero sus hombres seguirán combatiendo con el mismo arrojo, denuedo y dedicación pese a saber que su comandante ya no los dirige. El líder ha sucumbido, pero la causa por la que pelean no. El almirante de una de las naves chilenas, en el parte de guerra a su estado mayor, escribió: "La tripulación del blindado peruano resistió tenaz y heroicamente".
Para sus contemporáneos, incluso aquellos más allá de nuestras fronteras, el lugar de Grau en la historia estaba bastante claro. En vida del marino, sus hazañas y proezas en el mar eran la admiración de todos. No hubo corazón comprometido con la justicia y la nobleza que no tomara como suya la causa de Grau y el Huáscar. Luego de conocido el desenlace del combate, se escucharon lamentaciones desde Londres a Nueva York, de Buenos Aires a Panamá.
El "Herald" de Nueva York escribió: "No se necesita haber estado del lado del Perú para lamentar que el gallardo Huáscar haya sido capturado". En la capital inglesa, el "Times" sentenciaba que el barco peruano, "un formidable adversario", era ya "un buque histórico", luego de haber sido "por varios meses el terror de la costa chilena". Como estos, existen decenas de testimonios de admiración y tristeza. ¿Cuál es la razón de ello? Tal vez porque Angamos fue, definitivamente, el mejor ejemplo de la lucha de David contra Goliat. Aunque aquella vez, para desgracia de nuestra patria, la fe y el arrojo de David no bastó para detener al Goliat que amenazaba nuestros hogares.
TESTIMONIO
"Un combate reñido, inevitable"
"El cable transmite una noticia cuya gravedad y trascendencia no nos ocultamos, pero que debemos tener suficiente valor para recibir resignados, con tanta tranquilidad como sea posible, sin anonadarnos. Un telegrama oficial recibido de Arica al mediodía de hoy, anuncia la probabilidad de que haya sucumbido el Huáscar en un combate con los blindados chilenos. El despacho al que nos referimos comunica que el 8 combatió con el Blanco Encalada y el Lord Cochrane en Mejillones, y aunque solo agrega que es probable la pérdida del Huáscar, debemos estar preparados para lo peor y dar esa pérdida como realizada … El laconismo con que se transmite esta noticia es horroroso… Pero mientras salimos de tan terrible ansiedad, el patriotismo aconseja resignación, firmeza y fe en los destinos de la República.
Un combate reñido, inevitable, entre un pequeño buque armado de solo dos cañones y protegido apenas por un blindaje de dos y media a cuatro pulgadas y dos poderosos navíos de seis cañones cada uno y con un blindaje de más de nueve pulgadas, debía fatalmente tener un fin siniestro para el primero. Tal es la verdad; no nos forjemos ilusiones. Demos por perdido al Huáscar; y venzamos nuestra natural congoja, para sacar fuerza de nuestra misma flaqueza".
El Comercio, jueves 9 de octubre de 1879
Raúl Porras Barrenechea (1897-1960)
Etiquetas: EfeméridesAutor de numerosos libros y monografías, Porras es autor de una obra que bastaría ella sola para inscribir su nombre de manera imperecedera en nuestra historiografía nacional: "Fuentes Históricas Peruanas" (1954), libro que empezó a forjarse en San Marcos, como "apuntes de un curso universitario", y que ha crecido con el tiempo hasta convertirse en un verdadero clásico de las letras nacionales y de la cual el Instituto que lleva su nombre y el Instituto Nacional de Cultura preparan una nueva edición ampliada por el autor con numerosas adiciones.
Miembro de la Generación del Centenario, también llamada de la Reforma Universitaria, Raúl Porras Barrenechea (1897) contribuyó como pocos a enriquecer la historiografía nacional. Formado en los claustros sanmarquinos, sus investigaciones, prolíficas y eruditas, abarcaron una diversidad de campos y temas. Desde sus juveniles trabajos sobre la Independencia, el periodismo y nuestra literatura, hasta su consagrado estudio sobre las crónicas y cronistas coloniales, pasando por su especial interés por la biografía de Pizarro, en la que llegó a ser un especialista mundialmente reconocido, Porras fue esencialmente un gran conocedor del periodo de la Conquista y Colonia, del siglo XIX y de la bibliografía nacional, haciendo contribuciones en este campo que señalaron el camino para posteriores investigaciones.
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Aunada a su labor de historiador y profesor, Raúl Porras hizo una brillante carrera en nuestro cuerpo diplomático hasta llegar a ocupar el máximo puesto en Torre Tagle, el de Canciller de la República, con lo cual coronaba cuatro décadas de trabajo consagradas a la defensa de las fronteras e intereses nacionales y en la que también dio cátedra de americanismo cuando en la Conferencia de Cancilleres de la OEA de 1960, en la que, desoyendo órdenes superiores que iban en contra de sus principios, se negó a ratificar la expulsión de Cuba de la OEA y contrariamente abogó por el entendimiento entre ésta y los Estados Unidos. Al morir, el 27 de setiembre de 1960, su último acto de amor con el país fue legar su biblioteca, una de las más valiosas que haya tenido intelectual peruano alguno, a la Biblioteca Nacional, en donde hasta hoy puede ser consultada en la Sala de Investigaciones que lleva su nombre.
Pero si algo hay que resaltar en este 47 aniversario de su muerte es el hecho de que Porras fue, ante todo, un maestro, un forjador de mentes y espíritus que dejó profunda huella en la legión de alumnos y discípulos que tuvieron el privilegio de escucharlo en las aulas de San Marcos, la Academia Diplomática y la Universidad Católica, además de colegios de educación secundaria, de lo que se sentía particularmente orgulloso. Historiadores, escritores, diplomáticos, políticos e intelectuales, entre los que se cuentan Jorge Basadre, Mario Vargas Llosa, Pablo Macera, Raúl Ferrero R., Félix Alvarez Brun, Jorge Puccinelli, Carlos Alzamora, René Hooper, Antonio Garrido, Emilio Vásquez, Luis Loayza, han dejado el testimonio vivo, en innumerables libros y artículos, de la profundidad de sus conocimientos, de la sencillez de su persona y de ese inimitable don que sólo los verdaderos maestros como él poseen: saber enseñar con sabiduría y humildad.
El Instituto Raúl Porras Barrenechea
La casa de Raúl Porras, declarada Monumento Histórico, fue donada por sus herederos para que sea la sede permanente del Instituto Raúl Porras Barrenechea, constituido como Centro de Altos Estudios y de Investigaciones Peruanas de la Universidad Nacional Mayor de San Marcos en 1964, a semejanza de la Casa Museo de Ricardo Rojas en Buenos Aires; la Casa de Rui Barbosa en Río de Janeiro; la Capilla Alfonsina, que en México recuerda al maestro Alfonso Reyes; o el Instituto Caro y Cuervo y el Museo de Hierbabuena, que en Bogotá evocan la preclara memoria de los ilustres filólogos colombianos.
El propósito esencial del Instituto es cautelar el invalorable patrimonio que alberga la Casa Museo, exhibiendo de manera permanente las obras de arte, mobiliario, pinturas, esculturas, fotografías, recuerdos familiares y personales del ilustre maestro, historiador y diplomático peruano, manteniendo en toda su plenitud el sentido evocativo de su personalidad y obra. El Instituto tiene como fin preparar la edición de las obras completas del historiador, así como publicar trabajos inéditos y reeditar los libros agotados del maestro, además de estudios acerca de su vida y obra. Igualmente promueve la investigación y fomenta vocaciones en los campos que cultivó el doctor Porras, alentando y publicando tesis y trabajos de investigación sobre temas peruanos.
La Biblioteca del Instituto, formada sobre la base de las donaciones de las bibliotecas particulares de los profesores universitarios Silvio Julio, José Jiménez Borja, Ricardo Vegas García, Víctor Li Carrillo, Francisco Bendezú y Miguel Reynel, cuenta en la actualidad con un fondo bibliográfico de más de 40 mil volúmenes. En su salón de actos investigadores y maestros del país y del extranjero han intervenido dictando conferencias, simposios, cursos, etc. que prestigian la investigación histórica, literaria y humanista de nuestra universidad, motivo por el cual se ha convertido en un polo de la actividad cultural del país que ha merecido ser distinguido con la Placa y Diploma del Consejo Nacional de Ciencia y Tecnología (Concytec) y la Medalla Cívica del Concejo Metropolitano de Lima y del Concejo Distrital de Miraflores.
Breve historia del diario El Comercio
Etiquetas: EfeméridesFundado el 4 de mayo de 1839, el diario El Comercio se ha convertido, por el esfuerzo de sus trabajadores y el reconocimiento del público, en el medio de comunicación de mayor credibilidad del país.
Fundadores y Directores
Sus fundadores fueron el chileno Manuel Amunátegui y el argentino Alejandro Villota, quienes tuvieron a su cargo la dirección hasta 1860, en que la muerte del segundo dejó a Amunátegui sólo al frente del diario. En 1875 éste último entregó la dirección a José Antonio Miró Quesada, quien hasta entonces se había desempeñado como un brillante periodista y corresponsal del diario en el Callao y como redactor del “South Pacific Times”. Este se asoció con Luis Carranza, destacado periodista ayacuchano, que lo acompañó en la consolidación de la empresa periodística hasta su muerte, ocurrida en 1898. Desde entonces y hasta 1905, afianzó el diario, lo modernizó dotándolo de mejores equipos y convocó a las mejores plumas. No por nada se le ha llamado ‘el segundo fundador de El Comercio’.
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En 1905 asume la dirección Antonio Miró Quesada de la Guerra, quien no sólo realizó una gran labor en la conducción del diario, sino que además descolló como periodista. A su muerte, ocurrida por su vil asesinato y el de su esposa por un fanático en mayo de 1935, asumió la dirección su hermano Aurelio Miró Quesada de la Guerra, cuya gestión anterior como administrador del diario legó a las futuras generaciones uno de sus títulos de gloria: su local principal inaugurado el 9 de diciembre de 1924, uno de los edificios más representativos de la ciudad de Lima. En 1940 se suma a la dirección del diario su hermano, Luis Miró Quesada de la Guerra, quien quedaría como único director a la muerte de Aurelio ocurrida en 1950, hasta 1974, en que se sucede uno de los capítulos más vergonzosos de la historia peruana contemporánea.
Entre los años de 1974 y 1980, los dueños de los principales medios de comunicación sufrieron la confiscación de sus diarios a manos de la Junta Militar de Gobierno. Sólo con el retorno a la democracia, en julio de 1980, se repararía este atropello con la devolución del decano a sus legítimos dueños, asumiendo entonces la dirección don Oscar Miró Quesada de la Guerra, Racso, (Don Luis había muerto en marzo de 1976), por un breve periodo ya que moriría al año siguiente. Desde aquella fecha, El Comercio tendría dos directores, Don Alejandro Miró Quesada Garland y Don Aurelio Miró Quesada Sosa. Luego de la muerte del doctor Aurelio en 1998, quedarían como directores generales el primero de ellos y Don Francisco Miró Quesada Cantuarias, y, desde 1999, Alejandro Miró Quesada Cisneros como director.
Los locales de El Comercio
La historia de El Comercio es también la historia de sus locales. Su primer número del 4 de mayo de 1839 se imprimió en el taller de la calle Arzobispo Nº 47, hoy cuadra 2 del Jr. Junín, a media cuadra de Palacio de Gobierno. En este primer local, al que se le conoció como de “La Pila”, el diario funcionó tan sólo 24 días, imprimiéndose en el mismo 21 ediciones. Desde el 28 de mayo funcionó en el local ubicado en la calle San Pedro Nº 63, cuadra 3 del Jr. Ucayali, llegándose a imprimir en este local 686 ediciones en los poco más de dos años en que funcionó el diario allí.
Desde el 9 de octubre de 1841 empezó a publicarse en la Imprenta de la calle de la Rifa Nro. 68, que se localizaba en la esquina de San Antonio y La Rifa, antes Cañafe e Híjar y hoy Jr. Antonio Miró Quesada. Este tercer local fue conocido como “La Casa del Pino”, debido a un pino sembrado por el propio Amunátegui en el patio central del local.
En 1919 la “Casa de La Rifa” fue demolida para dar paso a la construcción de la cuarta y última sede del Diario El Comercio, cuya construcción se inició en 1921. El 4 de mayo de 1923, fue inaugurado de manera extraoficial.
El nuevo edificio se caracteriza por tener líneas sólidas con acabados, gruesas rejas de fierro, frisos decorados, escaleras de mármol y un vitral importado de Bélgica el cual cubre el hall central del edificio. El tiempo de construcción duró 3 años y fue entregada el 9 de diciembre por los arquitectos Felipe Gonzales del Riego, Enrique Romero Tremouille y el ingeniero Aurelio Miró Quesada de la Guerra.
El 23 de Julio de 1980, el local central de El Comercio fue declarado Monumento Histórico, mediante RM 0928-80-ED.
En 1991, conmemorando los 150 años del diario en su sede actual, se develó una placa conmemorativa del acontecimiento como un recordatorio de su fructífera y continuada historia. La placa, colocada en el hall de ingreso, reza textualmente "En este solar se edita El Comercio desde el 9 de octubre de 1841".
Sus rotativas
A lo largo de su historia, El Comercio ha tenido nueve cambios de rotativa. Sus primeras ediciones fueron impresas en una prensa manual marca Scott. En 1855 adquirió una prensa de reacción de la Casa Marinoni que funcionaba por la fuerza de vapor y sirvió a los fines de El Comercio por casi 50 años. Después de ésta, a partir de 1902 el diario pasó a imprimirse en sucesivas rotativas, cada cual dotada de la más moderna tecnología del momento.
El 19 de enero del 1902 se adquirió la rotativa Marinoni, movida por electricidad, que revolucionó la industria tipográfica en el país y que imprimía ediciones de ocho páginas. En 1917 se adquirió la rotativa del sistema Goss, que imprimía 32 páginas a razón de 24.000 ejemplares por hora. Otras rotativas de impresión fueron la Hoe, la Lithomatic II (offset) y la Goss Newsliner. Esta última imprimía 75.000 ejemplares por hora a todo color y fue inaugurada en agosto de 1997.
El 28 de junio de 1984 El Comercio pasó del sistema de estereotipia al de fotocomposición y del tradicional procesamiento en caliente —con empleo de plomo— al moderno sistema offset.
La innovación también se produjo en el campo de la redacción. Desde la introducción del color, las páginas de este diario muestran renovaciones en materia del diseño impuestas por la tipografía y la diagramación computarizada. De igual modo, se ampliaron los campos informativos y se incorporaron nuevas secciones. Asimismo, al paso de la globalización, se pensó en nuevos productos para satisfacer las necesidades de los diferentes públicos. Así, nació El Dominical (1953), se crea el Geniograma (1960); además se innova en la edición de diversas revistas y El Comercio en Internet.
Sus grandes campañas
A lo largo de su más de siglo y medio de existencia, El Comercio no sólo ha cubierto los grandes acontecimientos y causas nacionales, sino que además se ha identificado con ellos y ha sido partícipe, cuando no estímulo, de los mismos. El ejemplo más clamoroso de ellos lo constituyen, sin lugar a dudas, en el siglo XIX la campaña por la libertad del esclavo y en el siglo XX el llamado Plan del Perú, que buscaba realizar una radiografía del país y cuyo empeño le tomó cinco años al diario concretar. Además está la gran causa nacional que el diario no sólo auspició, sino también promovió de manera tan entusiasta: la colecta Pro Marina, que buscaba reemplazar los buques de la Marina dados de baja por antigüedad.
En sus 167 años de existencia, la historia de El Comercio ha sido la historia de su lucha por la dignidad humana, la soberanía nacional, el imperio de la Constitución y de las leyes, las libertades democráticas, la paz interna y la justicia social. Una lucha en la que no ha faltado nunca la defensa de los intereses del país y la libertad de prensa.